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​Una tercera personita se acercó al árbol y, como las dos anteriores, escogió intuitivamente uno de sus deliciosos frutos. En el instante en que lo probó, es su interior surgió la voz del árbol diciendo:

  • Posees la gran habilidad de crear belleza con tus manos. Podrás crear con colores la magnificencia de los amaneceres y golpeando sobre la piedra virgen pulirás hermosas esculturas.
  • No uses tu sensibilidad para criticar las creaciones de otros ni te escondas por no encontrar la obra de arte suprema. Simplemente fluye con la naturaleza, que tu habilidad creativa sea luz y faro.

Finalmente se acercó la cuarta y última personita, pues ese año eran cuatro los menores de la comarca que hacían 6 añitos, y como las anteriores, escogió uno de los frutos. Al igual que sus compañeros, rápidamente sintió la voz del árbol susurrándole desde el interior y diciéndole dulcemente:

  • Posees el don de la sencillez. Esta habilidad te lleva a transitar por el sendero de la aceptación de la vida tal cual es, a percibirte y percibir a otros con una mirada limpia.
  • Nunca abandones tus certezas ante opiniones o creencias ajenas. Simplemente revisa de cuando en cuando tus convicciones y sigue adelante aprendiendo de las pequeñas cosas que la vida irá colocando a tu paso.

El árbol sabiamente les aleccionó sobre las habilidades.

  • Debéis saber que cuando fluís en vuestra habilidad pareciera que el tiempo se detiene.
  • Que en vuestra mente no aflora ningún tipo de inquietud.
  • Que vosotros mismos desaparecéis en ese instante.
  • Vivir en función de vuestra habilidad os hace libre.
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